REHABILITACIÓN FUNCIONAL DE LA RODILLA DEL LCA (ligamento cruzado anterior)

Se estima que en el 50% de las lesiones ligamentosas de rodilla este ligamento resulta dañado. Desde que hemos abierto nuestra SALA DE READAPTACIÓN FUNCIONAL, hace ya tres años, sumando la experiencia previa de cada uno de los tres profesionales que trabajamos en ella, han pasado por nuestras manos multitud de deportistas con esta lesión, ya sea por rotura parcial o completa, con resultados muy satisfactorios. En el 80% de los casos el jugador/a ha vuelto a competir con garantías de no volver a lesionarse, y la persona ha hecho vida normal.

 

Si en alguna lesión podemos decir que estamos “doctorados”, ésta es sin duda la rotura del ligamento cruzado anterior. Es sufrida frecuentemente por futbolistas (cada vez de menor edad) y jugadores de baloncesto, rugby y en deportes de combate. La frenada brusca en extensión de rodilla o la inclinación con rotación y tracción por encima de los límites que la musculatura y el complejo articular de la rodilla son capaces de tolerar, suelen provocar esta lesión de larga duración, cuya recuperación completa oscila entre los 6-8 meses y el año.

 

El factor de riesgo se incrementa exponencialmente cuando existe sobrepeso y la actividad es esporádica (sin preparación específica ni trabajo preventivo). Es por ello que cada vez más equipos y deportistas cuentan con el asesoramiento e intervención de profesionales dedicados con exclusividad a prevenir y recuperar estas lesiones: aparece la figura del “readaptador deportivo”. En nuestra Clínica contamos con tres expertos licenciados en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte (INEF).

 

FACTORES QUE PREDISPONEN A LA LESIÓN

 

El control del “geno valgo” o inclinación medial de la rodilla es un parámetro fundamental a controlar y corregir en nuestros deportistas, sobre todo en mujeres, donde más se acentúa esta disposición articular. Debido a nuestra disposición anatómica, el fémur se apoya sobre las mesetas tibiales (parte superior de la tibia llamada comúnmente “espinilla”) y se mueve y carga sobre ellas (allí se ubican los meniscos, por eso suelen resultar también dañados). Una o las dos rodillas tienden a juntarse, a irse para dentro formando una “equis”. Imaginemos que eso se produce a más de 15 km/h, con la rodilla clavada y cambiando de dirección… si nuestra rodilla no está preparada para soportar ese momento de fuerza, ésta tendería a seguir hacia dentro o adelante todavía más, seguramente girar en carga y… así se produce la lesión. El riesgo de lesión se incrementa exponencialmente cuando a esto sumamos el sobrepeso y la práctica esporádica (y sin preparación específica) de actividades o deportes que fomentan este tipo de gestos (fútbol, baloncesto, balonmano, rugby, y todos aquellos en los que se produce carga y giros o cambios bruscos de dirección con carga de carrera y/o salto). En este sentido cabe especial mención el FÚTBOL, debido a que el eje de tracción (tren inferior, fuerza de apoyo) también es el encargado de portar el balón (precisión, Fuerza-coordinación). Esto hace que las situaciones de desequilibrio de fuerzas estén mucho más presentes y que nuestras rodillas y caderas “bailen” mucho más cuando practicamos esta disciplina. Así mismo, la incipiente presencia de campos sintéticos o pistas de goma (caso del fútbol sala), favorecen que el pie se “clave” (sea menos capaz de pivotar) y la rodilla sufra más tensión en este tipo de prácticas. El trabajo de estabilidad articular de la rodilla, a través de la potenciación de la Fuerza y el control articular y muscular, es el pilar de la prevención de esta lesión. Por eso es que cada vez más equipos y deportistas cuentan con el asesoramiento e intervención de profesionales dedicados a esta tarea: el readaptador deportivo. En nuestra Clínica contamos con tres expertos licenciados.

 

 

FASES DEL TRATAMIENTO DE LA LESIÓN DE LCA

Nuestra versión del tratamiento

 

Fase 0: pre-quirúrgica:

 

Comprende el tiempo que transcurre entre la lesión y la fecha de intervención. Una vez superada la inflamación de la rodilla, debemos ponernos manos a la obra para no perder masa muscular debido a la inactividad. Si la rotura no ha sido completa, y la rodilla es capaz de lograr la suficiente estabilidad y fuerza, cada vez con más frecuencia se suele recomendar este tipo de tratamiento de cara a retrasar o anular la intervención (caso de deportistas por ejemplo que necesiten terminar una temporada, o personas que por motivos laborales no pueden meterse de inmediato en un quirófano).

 

Fase 1: post-quirúrgica:

 

Desde la operación hasta la normalización del paciente, o su reincorporación deportiva. En esta fase, la periodicidad del trabajo es semanal y siempre está guiado por el cirujano responsable coordinado junto a fisioterapeutas y rehabilitadores. En nuestro centro, el tratamiento y seguimiento por parte de estos últimos es individualizado, marcando objetivos en cada sesión para avanzar con éxito. Evolucionaremos desde las movilizaciones intrínsecas, tratamiento de las cicatrices, contracciones musculares en los ángulos apropiados de rodilla, pie y cadera, trabajo evolutivo de propiocepción, cargas progresivas… desde deambulación con bastones a caminata libre y carrera…

 

Fase 1.1: Post quirúrgica inmediata: 1 – 2 semanas:

Toda vez el cirujano/a traumatólogo/a ha intervenido, y siempre bajo sus indicaciones, iniciaremos pequeñas movilizaciones y contracciones musculares sostenidas en los ángulos apropiados para estimular la rodilla, y con ella tobillo y cadera también. Ir ganando grados de flexo-extensión y tratar convenientemente las cicatrices es esencial. Nuestros fisioterapeutas son claves en ésta y la siguiente fase.

Fase 1.2: Inicio de la carga en 2 bastones: 3a – 4a semana:

Comenzaremos a apoyar parcialmente el peso sobre la pierna operada. Progresaremos en la ganancia de movilidad flexo-extensora, en la propiocepción y la fuerza isométrica con carga parcial. Una vez cerradas las cicatrices, se hace muy conveniente el trabajo en piscina: carrera y apoyos en flotación vienen de perlas.

Fase 1.3: Inicio de la deambulación en 0-1 bastones: 4a – 6a semana:

El paciente comienza a independizarse y realizar tramos de caminata un poco más largos, con ayuda de 1 muleta, y finalmente sin ella. Podemos iniciar sentadillas cortas con su propio peso (mini squats). Los ejercicios de equilibrio unipodales (pata coja) son muy beneficiosos en esta fase.

 

Fase 2: Progresión en la fuerza funcional. Fase de marcha o normalización del caminar: 6 – 12 semanas:

 

Quizá la fase más importante desde el punto de vista funcional, puesto que asentaremos las bases de Fuerza y control propioceptivo. Sería ideal haber recuperado por completo la flexión pasiva de la rodilla (aunque esto no se produce siempre, depende del paciente puede suceder antes o después y no es conveniente “forzarla” sino ser insistentes y procurar que suceda de forma lógica). Muchas veces sucede paralelamente a la mejora de la fuerza, especialmente en isquiotibiales. Este trabajo de fuerza, sobre todo en cadenas cerradas (squat) va cobrando más protagonismo aún, siempre respetando los 90o de flexión máxima recomendados para no tensionar el LCA.

 

Subir y bajar escalones cuidadosamente, squats o sentadillas con carga de hasta el 30-50% del peso corporal, así como otros ejercicios en cadenas cerradas son indicados. La extensión del cuádriceps en cadena abierta (tipo máquina de cuádriceps) no se recomienda hasta superado el tercer mes, y por desgracia suele ser frecuente su uso por herencia de la musculación clásica del gimnasio. No se puede entender la rodilla sin el trabajo paralelo de sus articulaciones proximales, cadera y tobillo. Así mismo, la mejora del “Core” o cinturón lumbopélvico, dotará de estabilidad extra indispensable para controlar gestos globales y explosivos que demandan las disciplinas deportivas. Fortalecer convenientemente glúteos (especialmente el glúteo medio, responsable de la inclinación lateral de la cadera-> geno valgo), cuádriceps e isquiotibiales (sobre todo estos últimos, puesto que evitan el desplazamiento en cajón anterior de la tibia, que es la función estructural del LCA), así como gemelos-sóleo (recientes estudios le otorgan gran importancia) son claves de cara a enfrentar la siguiente fase con garantías, ya que si todo va sobre lo planeado, empezaremos a “correr”. Nosotros recomendamos realizar al menos tres caminatas semanales de 40’ – 1 hora en superficie lisa antes de ponerse a trotar desde cero. Evitar a toda costa pendientes pronunciadas y exceso de subidas-bajadas de escaleras, ya que pueden comprometer al ligamento en una fase muy sensible de la readaptación. A la conclusión de este periodo es cuando se suele dar al paciente el alta médica laboral.

 

Fase 3: Fase de carrera: 12 – 16 semanas:

 

El tercer mes marca el punto de inflexión en la rehabilitación. Suele coincidir con la evaluación médica correspondiente. La plastia (tendón extraído del músculo semitendinoso) comienza a convertirse en “tejido vivo”. Debemos evaluar cuidadosamente el estado de la rodilla, su estabilidad dinámica y capacidad para soportar carga. NO PODEMOS PONERNOS A CORRER SI A NUESTRA RODILLA LE FALTA MUSCULATURA, BAILA CUANDO NOS PONEMOS A LA PATA COJA O TODAVÍA NO HA LLEGADO AL MENOS A LOS 150o DE FLEXIÓN COMPLETA. En todo caso, SE DEBE PAUTAR UNA ADECUADA PROGRESIÓN EN LOS TIEMPOS. Nosotros siempre recomendamos comenzar por alternar la caminata con la carrera, así como seleccionar bien la superficie sobre la que vamos a correr (superficies lisas y semirrígidas tipo césped o tierra). El trabajo de fuerza preventiva y funcional debe ir de la mano.

 

Fase 4: Vuelta a la actividad deportiva: 4o – 6o mes:

 

Antes de introducirse en la competición con garantías, el/la deportista debe trabajar los gestos específicos y las capacidades físicas y cognitivas que demanda el deporte, de modo controlado y progresivo, tanto fuera como dentro del terreno de juego (es ideal el poder estar y supervisar este proceso en la propia cancha). En esta fase es frecuente la PRECIPITACIÓN EN EL ACORTAMIENTO DE LOS TIEMPOS, AL VER EL PROPIO JUGADOR O EL ENTRENADOR QUE PUEDE LOGRAR CIERTA AUTONOMÍA Y RENDIMIENTO. ELLO SUELE DERIVAR EN LESIONES MUSCULARES, INFLAMACIÓN ARTICULAR, ROTURA DE MENISCO Y OTRAS PATOLOGÍAS POR SOBRECARGA, CUANDO NO EN UNA FATAL RECAÍDA DE LA LESIÓN. Nuestra función como readaptadores es tener los pies en el suelo y aconsejar convenientemente a deportistas y entrenadores acerca de la importancia de los tiempos, la gestión de los volúmenes de carga, el calentamiento específico y el trabajo complementario adecuado.

 

Fase 5: Vuelta a la competición: 6o – 8o mes:

 

Fase que puede prolongarse hasta un año o más. Hay que recordar que no todas las personas evolucionan igual, y que está demostrado científicamente que la “plastia” (nuevo ligamento, obtenido del tendón del músculo semitendinoso de los isquiotibiales), no pasa a estar totalmente regenerado hasta pasado el año. El copiar o seguir modelos del mundo del deporte profesional, donde los plazos se acortan debido a situaciones contractuales, o bien a la excelente e intensiva intervención de profesionales que arropan constantemente al jugador, que sólo se dedica a entrenar y descansar y que sólo trabaja para rehabilitarse, no suelen llevar sino al fracaso.

 

Desde que hemos abierto nuestra SALA DE READAPTACIÓN FUNCIONAL, hace ya tres años, y con anterioridad en la vida deportiva de cada uno de los tres profesionales que trabajamos en ella, han pasado por nuestras manos multitud de deportistas con esta lesión, ya sea por rotura parcial o completa, con resultados muy satisfactorios. En el 80% de los casos el jugador/a ha vuelto a competir con garantías de no volver a lesionarse, y la persona ha hecho vida normal. El 20% restante podemos decir que atiende a factores que no han estado en nuestra mano: complicaciones fruto de la operación, excesivo sobrepeso, falta de constancia y seguimiento de la lesión por parte del propio paciente, factores condicionantes propios del deporte (pabellones o campos con superficies inestables o que agarran o resbalan en exceso, caídas desafortunadas o cargas propias de la actividad, entradas bruscas, accidentes…).

 

Nuestro equipo de fisioterapeutas colegiado y profesionales de la actividad física trabajan de la mano para ofrecerte EL MEJOR SERVICIO QUE PUEDES TENER EN LA PROVINCIA DE LUGO PARA RECUPERARTE DE LA LESIÓN DE CRUZADO CON GARANTÍAS. La clave de nuestro éxito es la respuesta integral entre fisioterapeutas y readaptadores que ofrecemos al paciente, puesto que atendemos a las distintas necesidades que surgen durante las fases de rehabilitación del LCA, en consonancia siempre con los dictámenes médicos.